Trump da un paso atrás en la amenaza de una guerra comercial total.

Durante varios días, Donald Trump y su equipo en la Casa Blanca insistieron en su decisión de aplicar aranceles “recíprocos” a varios países, ridiculizando los rumores de una pausa en la medida. Sin embargo, el presidente finalmente dio un giro, anunciando una suspensión de 90 días en el aumento de aranceles, con algunas excepciones notables, como los aranceles a China, que subieron al 125%. Esta pausa en la guerra comercial deja en suspenso la reorganización económica global y retrasa la promesa de Trump de una era dorada para la manufactura estadounidense.

La Casa Blanca explicó que el plan siempre incluyó una pausa en las negociaciones arancelarias, seguidas de negociaciones individuales con países específicos. Tras el anuncio, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, reveló que más de 75 países habían contactado a Estados Unidos y se esperaba que llegaran más.

Este giro en la política generó pánico en los mercados, que vieron caídas en los bonos, y un creciente descontento público por los aranceles. Muchos se preguntaron si Trump había cedido ante la resistencia inesperada o si estaba simplemente llevando a cabo otra maniobra negociadora. Sus asesores defendieron la decisión, alegando que el plan estaba avanzando como se esperaba.

La medida suscitó confusión sobre su alcance, especialmente con respecto a países como la UE, México y Canadá, y los sectores afectados. Wall Street experimentó una subida histórica tras el anuncio, pero Trump reconoció que los mercados estaban nerviosos, lo que desmentía parte de su postura inicial.

Los demócratas, por su parte, criticaron a Trump, acusándolo de “gobernar desde el caos”. A pesar de las críticas, la política de Trump parece favorecer la mejora de relaciones con países afectados por las represalias comerciales, mientras mantiene su postura agresiva hacia China, a la que impuso los aranceles más altos.

Lo que queda por ver es si esta estrategia, que podría tener repercusiones globales, será efectiva a largo plazo. En 90 días, cuando termine la pausa, la incertidumbre económica podría reavivarse, trayendo consigo nuevos desafíos.