“La economía global pagará un alto precio”: la firme reacción internacional ante los nuevos aranceles de Trump.

La reciente decisión del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles a todas las importaciones ha generado un amplio rechazo global. A partir del 5 de abril, todas las mercancías que ingresen a EE.UU. enfrentarán un impuesto base del 10%, y desde el 9 de abril, cerca de 60 países, incluyendo a la Unión Europea (UE) y China, serán objeto de gravámenes aún más altos.

Trump defendió su decisión diciendo que las nuevas tarifas “harán a Estados Unidos rico otra vez”, y afirmó que incluso actuó con moderación al implementarlas.

No obstante, las reacciones en el escenario internacional no se hicieron esperar. Tanto aliados tradicionales de EE.UU. como la UE, el Reino Unido y Australia, así como competidores estratégicos como China, criticaron duramente la medida.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó los aranceles del 20% impuestos a la UE como un duro revés para la economía mundial. “El impacto será enorme, aumentará la incertidumbre y alimentará el proteccionismo”, alertó, advirtiendo que Europa ya prepara una respuesta si las negociaciones fracasan.

Desde Francia, el presidente Emmanuel Macron tildó la decisión de “brutal e infundada”, asegurando que tanto la economía estadounidense como sus ciudadanos saldrán perjudicados. En la misma línea, el primer ministro británico, Keir Starmer, señaló que “nadie gana en una guerra comercial”, y su gobierno ya analiza medidas en consulta con grandes empresas nacionales.

Italia y Australia también se sumaron a las críticas. Giorgia Meloni, primera ministra italiana y cercana a Trump, calificó las tarifas como equivocadas, mientras que su homólogo australiano, Anthony Albanese, las consideró injustificadas.

China, a través de su agencia estatal Xinhua, tachó la decisión de EE.UU. como una muestra de “matonismo contraproducente” y anticipó represalias. Aunque no detalló sus acciones, Beijing pidió resolver las disputas mediante el diálogo.

Otros países asiáticos, como Japón, Taiwán y Corea del Sur, también lamentaron la decisión estadounidense. Japón recordó que es uno de los mayores inversores en EE.UU., mientras que desde Seúl se reconoció que una guerra comercial global ya es una realidad.

En América Latina, Brasil aprobó una ley para responder de forma recíproca a los aranceles, y Colombia señaló que aunque la estrategia de EE.UU. puede ser errónea, la región podría beneficiarse. España, por su parte, anunció un fondo de ayuda de 14.000 millones de euros para respaldar a sus empresas afectadas.

México y Canadá, aunque no fueron directamente mencionados en el anuncio inicial, se verán impactados por un arancel del 25% a los automóviles fabricados fuera de EE.UU. Canadá ya anunció medidas equivalentes, mientras que Suiza evalúa su respuesta tras ser incluida en la lista con un arancel del 31%.

La única voz disonante en Europa fue la de Hungría. Su canciller, Peter Szijjarto, apoyó la acción estadounidense, atribuyéndola a lo que considera una mala gestión por parte de Bruselas, y criticó los aranceles europeos que afectan más a EE.UU. que los aplicados en sentido contrario.