
La política arancelaria del expresidente Donald Trump ha colocado al mundo al borde de una nueva guerra comercial con resultados inciertos. Desde su regreso a la Casa Blanca en enero, Trump ha impuesto diversos aranceles a productos de varios países, modificando algunas decisiones. En su más reciente medida, anunció un impuesto del 10% a todas las importaciones a EE. UU. y tasas más altas para naciones como China (34%) y la Unión Europea (20%), con las cuales Estados Unidos mantiene déficits comerciales considerables. Estas acciones han generado críticas y comenzado a provocar represalias económicas.
Para muchos analistas, lo que está ocurriendo actualmente recuerda un episodio clave en la historia económica mundial: la promulgación en 1930 de la Ley Smoot-Hawley, un conjunto de aranceles que intensificó la Gran Depresión de 1929. Esta ley, que aumentó los aranceles de importación de unos 900 productos, se destinaba a proteger a los agricultores y empresas estadounidenses en un contexto de competencia internacional creciente y una fuerte crisis económica.
En ese momento, los agricultores europeos comenzaban a recuperar la producción que había sido afectada por la Primera Guerra Mundial, lo que bajaba los precios de los productos agrícolas. Para contrarrestar esto, los granjeros estadounidenses, en su mayoría endeudados, presionaron al gobierno de Herbert Hoover para que implementara medidas proteccionistas.
La Ley Smoot-Hawley aumentó los aranceles de importación en un promedio del 40% al 60% en productos como azúcar, huevos y ropa. Su impacto fue devastador: las importaciones y exportaciones de EE. UU. cayeron un 40% en los dos años posteriores a su implementación, y países como Canadá y las naciones europeas respondieron con medidas similares, elevando los aranceles a productos estadounidenses. Esto provocó una caída dramática de las ventas de productos estadounidenses al extranjero, de US$ 7.000 millones a US$ 2.500 millones en 1932.
El intercambio comercial global también se redujo en un 65%, lo que profundizó la crisis económica mundial. Además, el colapso de varios bancos y la disminución de las ventas internacionales generaron una mayor desesperación. En retrospectiva, algunos analistas sostienen que esta política proteccionista jugó un papel importante en el crecimiento de posturas extremas, incluyendo el auge del nacionalismo y el régimen de Adolf Hitler, lo que eventualmente contribuiría al inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque es incierto cómo evolucionarán las actuales tensiones comerciales, estudios recientes sugieren que los aranceles impuestos por Trump, lejos de beneficiar a las empresas, han elevado los costos tanto para los consumidores estadounidenses como para las empresas locales, sin una recaudación tributaria significativa que compense el impacto negativo.
