Militarizar la lucha contra el narcotráfico: una estrategia que no garantiza el éxito

El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha planteado la posibilidad de solicitar apoyo militar extranjero para hacer frente a la crisis de seguridad en su país. Sin embargo, especialistas cuestionan la viabilidad de esta propuesta y advierten que la solución requiere un enfoque a largo plazo.

El incremento de la violencia y la actividad del crimen organizado en América Latina ha generado diversas respuestas en la región. Desde llamados a endurecer penas, como el reciente debate sobre la pena de muerte en Chile, hasta el uso de fuerzas militares en labores de seguridad. En Ecuador, donde la tasa de homicidios ha aumentado drásticamente en la última década, Noboa mencionó en una entrevista con la BBC la opción de recurrir a Estados Unidos, la Unión Europea o Brasil para reforzar la lucha contra el narcotráfico. Incluso se ha contemplado la contratación de empresas militares privadas.

¿Es viable la militarización de la seguridad?

Catalina Niño, coordinadora del Centro Regional sobre Paz y Seguridad de la fundación alemana Friedrich Ebert, señala que la participación de las fuerzas armadas en seguridad interna suele traducirse en un deterioro de los derechos ciudadanos. “Las fuerzas militares no están entrenadas para operar en contextos civiles, y cuando se han involucrado en este tipo de labores, se han registrado aumentos en violaciones a los derechos humanos y restricciones a las libertades”, explica. Además, advierte que los efectos positivos suelen ser temporales y no solucionan el problema estructural.

Por su parte, el experto ecuatoriano en seguridad Daniel Pontón reconoce que, en situaciones donde la policía se ve superada por grupos criminales fuertemente armados, la intervención militar puede ser necesaria. No obstante, recalca que esta estrategia debe complementarse con políticas sostenibles, ya que la militarización por sí sola no erradica la violencia. Además, sugiere que la postura de Noboa podría responder a una estrategia política para diferenciarse de la oposición, que históricamente ha rechazado la cooperación internacional en temas de seguridad.

El papel de la comunidad internacional

Ante la pregunta de qué tipo de apoyo podrían ofrecer países como Estados Unidos o Brasil, Niño explica que Washington ha reducido significativamente su asistencia a Ecuador al cancelar programas humanitarios clave. “La eliminación de USAID podría incluso agravar la situación, ya que estos programas contribuían a debilitar el avance del crimen organizado”, sostiene. Sin embargo, aún es posible recibir apoyo en áreas como la inteligencia y la cooperación en seguridad.

Ambos expertos coinciden en que una solución efectiva requiere fortalecer las instituciones de justicia y seguridad para reducir la impunidad. Pontón enfatiza que es fundamental crear oportunidades económicas para desincentivar la participación en actividades delictivas. Además, advierte que la militarización ha tenido resultados mixtos en otros países, citando el caso de México, donde la estrategia no ha logrado frenar la violencia, y Colombia, donde el despliegue militar no ha sido eficaz para combatir el narcotráfico.

En conclusión, aunque la intervención militar pueda ofrecer resultados inmediatos, los especialistas subrayan la necesidad de estrategias integrales que aborden las causas profundas del problema.