
Desde 1997, la Unión Europea (y el Reino Unido) prohíben la importación de pollo estadounidense principalmente por diferencias en los estándares de seguridad alimentaria. El gran motivo es cómo se maneja la desinfección de los pollos:
- En EE.UU.: se permite el uso de químicos postcosecha para desinfectar el pollo (baños de cloro en los 90, hoy en día ácidos como el ácido peracético o láctico).
- En Europa: se enfocan en la prevención antes del sacrificio (vacunas, alimentación especial, higiene estricta) y no aceptan la desinfección química postcosecha como solución estándar.
La UE sostiene que desinfectar el pollo al final del proceso puede “enmascarar” prácticas deficientes en la producción (como higiene inadecuada en los mataderos) y que usar sustancias como cloro puede implicar riesgos para la salud.
Aunque EE.UU. ha actualizado sus métodos y usa menos cloro hoy, Europa mantiene la prohibición como una posición política y sanitaria, no necesariamente basada solo en ciencia actualizada, sino también en su filosofía reguladora.

¿Qué países de América Latina compran pollo estadounidense?
Mientras Europa lo rechaza, varios países de América Latina sí lo importan:
- México: es el principal comprador a nivel mundial de pollo estadounidense (unos US$1.500 millones anuales). Solo restringe importaciones de zonas afectadas por gripe aviar.
- Cuba: importa mucho pollo de EE.UU. (US$262 millones anuales), pese al embargo comercial general.
- Otros importadores importantes: Guatemala, República Dominicana, Colombia, Costa Rica, Perú, Chile, Panamá, Honduras y El Salvador.
Eso sí, en la mayoría de países latinoamericanos (salvo México), Brasil domina como el mayor proveedor de pollo.

Puntos importantes que subraya el artículo:
- En ninguna parte del mundo, ni en EE.UU. ni en Europa, se garantiza 100% que el pollo esté libre de bacterias como Salmonella o Campylobacter.
- Ambos métodos (prevención en vida vs desinfección tras el sacrificio) tienen fortalezas y debilidades.
- El rechazo europeo no significa necesariamente que el pollo estadounidense sea inseguro, sino que es una cuestión de diferencias regulatorias y de enfoque preventivo.
