
Este jueves, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su satisfacción tras anunciar que su país quedó fuera del nuevo esquema de aranceles impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump. “No habrá aranceles para México, lo cual es positivo, aunque a algunos no les guste admitirlo”, comentó con una sonrisa en su rueda de prensa matutina.
La Casa Blanca reveló una serie de aranceles que afectan a países como China, con un 34%, y a la Unión Europea, con un 20%. Sin embargo, México —junto con Canadá, aunque con algunas diferencias— fue excluido del listado, lo que ha sido interpretado como un “trato preferente”.
Aunque Trump criticó el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), este se mantuvo sin cambios. Como resultado, el peso mexicano se fortaleció un 2%, y el gobierno celebró la decisión. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, destacó que conservar el TMEC es un logro relevante, especialmente en un contexto donde otros tratados comerciales están siendo revisados o descartados.
Sin embargo, aún persisten aranceles del 25% para alrededor del 40% de las exportaciones mexicanas que no están cubiertas por el TMEC, especialmente en el sector automotriz. El gobierno mexicano intentará renegociar estos aspectos en los próximos 40 días.
El mantenimiento del TMEC es fruto de una intensa labor diplomática de Sheinbaum, quien ha buscado asegurar el acceso preferencial al mercado estadounidense, del cual depende el 80% de las exportaciones mexicanas. A cambio, México ha intensificado sus esfuerzos en temas clave para EE.UU., como el combate al narcotráfico, la reducción de la migración irregular y el fortalecimiento de la seguridad.
Gracias a estas medidas y al contexto geopolítico, México se ha convertido en el principal socio comercial de Estados Unidos, superando a China. Esto implica que cualquier arancel sobre productos mexicanos tendría un impacto más fuerte en los consumidores estadounidenses que en otras regiones.
Sheinbaum ha manejado su relación con Trump con diplomacia: ha expresado su desacuerdo con los aranceles, pero sin atacar directamente al mandatario estadounidense. Esta postura ha sido posible también por el dominio político de su partido, Morena, y la debilidad actual de la oposición.
Ahora, con este trato preferente, México busca sacar ventaja. Expertos como Carlos Aguirre señalan que muchas empresas buscarán integrarse al TMEC para evitar nuevos aranceles, lo cual podría impulsar la economía mexicana.
No obstante, también advierten que, a mediano y largo plazo, México enfrenta limitaciones para diversificar sus exportaciones, lo que podría dejarlo aislado junto a EE.UU. frente a un mundo cada vez más interconectado comercialmente.
Frente a este escenario, Sheinbaum lanzó el Plan México, una ambiciosa estrategia económica enfocada en reindustrializar el país, atraer inversión extranjera y fortalecer la competitividad de Norteamérica frente a China. El objetivo: colocar a México entre las diez economías más grandes del mundo, generar 1,5 millones de empleos, capacitar talento, promover la innovación y aumentar la producción energética.
“Estamos concentrados en concretar el Plan México”, afirmó la presidenta. El gran interrogante ahora es si México podrá mantener su papel de puente entre Estados Unidos y el mundo, o si acabará compartiendo el aislamiento comercial con su principal socio.
