
Desde hace tres décadas, cada lunes Máximo Peña visitaba la emblemática discoteca Jet Set en Santo Domingo. Esta semana, decidió asistir a un concierto del reconocido merenguero Rubby Pérez y llevó con él a su esposa y su hermana. Sin embargo, lo que prometía ser una noche de música y alegría terminó en tragedia cuando el techo del lugar colapsó, dejando más de 220 fallecidos.
Máximo, su esposa y su cuñada quedaron atrapados bajo los escombros, y hasta este miércoles no se sabía nada de su paradero. Shailyn Peña, su hija de 17 años, permanecía frente a las ruinas con la esperanza de recibir noticias sobre su padre. “No sé nada de ninguno de los tres”, expresó a BBC, sentada sobre uno de los muros derruidos.
Aunque su madre había sido invitada al evento, cambió de opinión en el último momento. “Al final decidió no ir. Fue una bendición disfrazada”, comentó Shailyn.
La espera entre escombros
En medio de la devastación, Shailyn observaba cómo los equipos de rescate rastreaban minuciosamente los restos del edificio, atentos a cualquier señal de vida. A la labor de los rescatistas dominicanos se unieron brigadas especializadas de México e Israel, que utilizaron sensores térmicos para localizar sobrevivientes.
Mientras tanto, una prima de Shailyn buscaba desesperadamente a su propio tío entre los restos. Saber que un familiar estaba colaborando en la búsqueda le daba cierta calma, aunque la angustia por la falta de información era inmensa.
“La desesperación me empuja a querer entrar y remover cada piedra para encontrarlo. Pero no puedo hacer más que quedarme aquí y esperar”, confesó con tristeza.
Más tarde, el gobierno dominicano anunció que las tareas de rescate se convertirían en una operación de recuperación, al considerar que ya no existían probabilidades razonables de encontrar más personas con vida.
Una tragedia nacional
El nombre de Máximo Peña no figuraba entre los 146 cuerpos identificados hasta ese momento, mientras los forenses seguían trabajando para reconocer a las restantes 74 víctimas.
Durante todo el miércoles, camillas cubiertas por mantas salían del lugar con restos humanos. Aunque algunos sobrevivientes mantenían viva la esperanza de las familias, el panorama se volvía cada vez más sombrío. Según el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), hasta ese momento se habían rescatado con vida a 189 personas. Sin embargo, la noche del miércoles se confirmó que la fase de búsqueda estaba llegando a su fin, debido a las condiciones del lugar.
Más de 300 rescatistas trabajaron día y noche entre los escombros. El presidente Luis Abinader declaró tres días de luto nacional, reflejo del impacto de esta tragedia sin precedentes en la historia reciente del país.
Pérdidas irreparables
Entre las víctimas confirmadas se encontraba el propio Rubby Pérez, así como los exbeisbolistas Octavio Dotel y Tony Blanco, figuras muy queridas por la población. También falleció una gobernadora regional y decenas de seguidores del merengue.
Las autoridades aún no han dado detalles concretos sobre las causas del colapso. Aunque por ahora se centran en la recuperación de cuerpos, se espera que más adelante los investigadores aclaren las razones de lo ocurrido.
Algunos sospechan que un incendio ocurrido hace un par de años debilitó la estructura del edificio, y que las reparaciones no fueron suficientes o no cumplieron con los estándares requeridos.
Dudas, dolor y un cumpleaños amargo
El dueño del establecimiento, Antonio Espaillat, expresó sus condolencias públicamente mediante un video en redes sociales. Aseguró que él y su equipo están colaborando plenamente con las autoridades para esclarecer lo ocurrido.
Shailyn había escuchado rumores sobre el incendio anterior y cree que pudo haber influido en la tragedia. Sin embargo, ahora sus preocupaciones están puestas en su familia. A pesar de los intentos por protegerlas, sus hermanastras más pequeñas se enteraron de la situación a través de sus compañeros de escuela y están profundamente asustadas.
Este jueves es el cumpleaños de Shailyn, una fecha que solía celebrar junto a su padre, su madrastra y su tía. Pero este año, lo pasará esperando noticias entre los escombros, en medio del dolor de una de las peores catástrofes que ha vivido su país.
