
Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y Canadá han escalado a un nuevo nivel con la electricidad en el centro del conflicto.
El gobernador de Ontario, Doug Ford, aplicó un recargo del 25% a la electricidad que la provincia canadiense exporta a tres estados de EE.UU., pero revirtió la medida al día siguiente, luego de que el presidente Donald Trump suspendiera su amenaza de aumentar los aranceles al acero y aluminio canadienses.
Este episodio se suma a la serie de represalias comerciales que ambos países han tomado en los últimos días, reflejando la complejidad de su relación económica interdependiente.
Dependencia Energética entre EE.UU. y Canadá

Canadá es un proveedor clave de electricidad para EE.UU., con redes eléctricas altamente interconectadas. Según la Administración de Información Energética de EE.UU. (EIA), el comercio energético entre ambos países asciende a unos 95.000 millones de dólares anuales.
En 2024, EE.UU. importó 33,2 millones de megavatios-hora (MWh), de los cuales 27,2 millones provinieron de Canadá. Aunque esto representa menos del 1% del consumo total estadounidense, ciertos estados fronterizos como Nueva York, Michigan y Minnesota dependen significativamente de este suministro.
Hydro-Québec, la empresa estatal de Quebec, es una de las principales proveedoras, enviando hasta 2.000 MW a Nueva York a través su infraestructura de transmisión de alto voltaje.
Sin embargo, la relación energética no es unidireccional. En los últimos dos años, debido a la sequía que ha reducido la capacidad de sus represas, Canadá ha aumentado sus importaciones de electricidad desde EE.UU., con un incremento del 30% en 2023.
Estrategia de Trump y Respuesta Canadiense
El presidente Trump declaró una “emergencia nacional en el sector energético” con el argumento de reducir la dependencia estadounidense de las importaciones y fortalecer la producción nacional.
Sin embargo, reemplazar la electricidad canadiense con generación local no es una tarea sencilla. La infraestructura eléctrica de EE.UU. necesita modernización y expansión para satisfacer la creciente demanda. Según el Departamento de Energía, el país requerirá duplicar su capacidad de transmisión en las próximas décadas para evitar apagones y asegurar un suministro estable.
Electricidad como Herramienta de Negociación
El recargo de Ontario sobre la electricidad exportada a EE.UU. refleja cómo la energía puede utilizarse como un instrumento de presión política y económica, un fenómeno que se ha visto en otras regiones como Europa con el gas ruso.
Si bien EE.UU. no es completamente dependiente de la electricidad canadiense, los cortes en el suministro podrían generar disrupciones en ciertas regiones y aumentar los costos energéticos.
La Corporación de Fiabilidad Eléctrica de Norteamérica (NERC) ya ha advertido que varias partes de EE.UU. enfrentan riesgos de escasez de energía debido al cierre de plantas de combustibles fósiles y la creciente demanda de electricidad.
Con la energía convertida en un punto clave de negociación, la relación comercial entre ambos países sigue siendo incierta, y cualquier movimiento en este sector podría tener repercusiones en la estabilidad económica y energética de la región.
