Los jubilados en Argentina atraviesan una difícil situación económica debido a las políticas del presidente Javier Milei. Gabriela Navarra, de 66 años, es una de las tantas personas que se unieron a las recientes protestas frente al Congreso en busca de mejores ingresos. Sin embargo, tras resultar herida por balas de goma en una de las manifestaciones, decidió no volver a participar por temor a nuevos enfrentamientos.
A pesar de que su jubilación está por encima del mínimo gracias a su trayectoria como periodista, Gabriela ha visto deteriorada su calidad de vida. La crisis económica, sumada a la reducción de oportunidades laborales y el incremento en el costo de la medicina privada, la obligaron a vender su auto para cubrir gastos esenciales.
El problema afecta a millones de jubilados que reciben haberes mínimos, insuficientes para cubrir la canasta básica. La pobreza en este sector casi se duplicó en los primeros meses del gobierno de Milei, pasando del 17,6% al 29,7%. La eliminación de subsidios y el aumento de precios en servicios públicos y medicamentos han agravado la situación.
El gobierno sostiene que el sistema previsional es insostenible, en parte debido a las moratorias que permitieron la jubilación de personas sin los aportes requeridos. En este contexto, las protestas de los jubilados han resurgido con fuerza, aunque también han sido objeto de represión policial.
La última manifestación del 12 de marzo contó con el apoyo de hinchas de fútbol, que se sumaron en solidaridad. No obstante, la violencia desatada dejó un saldo de heridos, entre ellos un fotógrafo con una fractura de cráneo.
Gabriela, aunque apoya las protestas, prefiere mantenerse al margen por seguridad. Aun así, advierte sobre el peligro de la indiferencia social ante el avance de políticas que pueden afectar a otros sectores en el futuro.
